Fatoumata Diawara, una voz de libertad. Hoy, segundo concierto en el @FestivalMexico. Leer más...
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Fue la noche cuando Afrocubismo se presentó por primera vez en América
En el teatro Metropolis de Montreal, el 5 de noviembre de 2010, notas musicales nacidas de diferentes culturas — Mali y Cuba — separadas por un océano, se reunieron para fusionarse como si hubieran nacido para ello. Y en las butacas, los espectadores logramos saborear aquella magia de comunión y armonía que en cualquier circunstancia, país y piel es posible; magia que artistas como Eliades Ochoa, Bassekou Kouyate, Kasse Mady y Toumani Diabaté nos transmitieron aquella noche que yo, por lo menos nunca olvidaré.
Blues del Rancho Grande
En 1968, año de turbulencias sociales en el mundo, un joven músico africano de 29 años, Ali Ibrahim, participaba en una reunión de amigos en un departamento de Sofía, Bulgaria. Estaba ahí porque había sido seleccionado, junto con otros artistas, todos ellos guitarristas superdotados —como Kelitigui Diabaté y Djelimadi Tounkara— para representar a Malí en un festival internacional que se celebraba en la ciudad de Europa del Este. Fue en el departamento referido donde un estudiante compartió con la pequeña audiencia unos discos de blues, entre otros, de Otis Redding, Wilson Pickett, Jimmy Smith y Albert King. Pero fue sobre todo John Lee Hooker el que impresionó gratamente a Alí, quien encontró similitudes tan grandes entre la música que él interpretaba con la del bluesero, por lo que el joven dedujo que el blues había nacido en África, en Malí, para ser más precisos.
Ali Ibrahim nació en 1939 en Kanau, un poblado aledaño al río Níger, aunque después se mudo, junto con su familia, a Niafunké, un lugar que Ali siempre consideró su hogar verdadero. Sin tradición musical en su linaje, el joven, al que apodaron “Farka” (Burro) por su fuerza y tenacidad, mostró precisamente esto último cuando decidió ser músico desafiando todos los pronósticos en contra. Y lo hizo bastante bien. A los 12 años ya tocaba una djerkel. Y si bien Ali tuvo todo tipo de empleos –taxista, mecánico, chofer de ambulancia—, la única constante en su vida fue la música, además de que aprendió siete lenguas malienses, lo que le dio la oportunidad de conformar un repertorio musical copioso, así como de recabar varias leyendas contadas por los maestros que conoció en sus viajes.
Durante los años 70, Ali Farka Toure fortaleció con experiencia su obra musical. Trabajó como ingeniero de sonido, formó parte de la orquesta de Radio Malí, grabó siete álbumes, pero lo más importante: consolidó su talento como guitarrista, mantuvo el apego a la música tradicional, sin comprometer los ritmos de su país ni hacerlos “comerciales”.
En 1986, la música de Ali atrajo la atención de DJs de Londres y de la revista “Folk Roots”, sin embargo, no se sabía nada más de él. Anne Hunt, fundadora con Mary Farquharson y Nick Gold de World Circuit, no se quedó con la duda y viajó a Bamako a despejar la incógnita. Con la colaboración de Toumani Diabaté, Radio Malí pidió a Ali que se presentara. Por suerte, el músico se hallaba en Bamako y atendió el llamado. El músico africano que tocaba el blues de manera tan particular realizó giras por Europa, Estados Unidos, Canadá y Japón, y grabó cinco álbumes para World Circuit en colaboración con Ry Cooder.
Si algo queda claro con Ali Farka Toure es que estuvo muy lejos de ser un artista que se mareara con el éxito alcanzado a escala internacional. Era muy difícil sacarlo de su rancho, y de no ser porque se instaló un estudio de grabación prácticamente para él solito, Ali no hubiera vuelto a empuñar su guitarra. Ni el lanzamiento en 1999 de su disco “Niafunké” lo distrajo de sus compromisos agrícolas. Pasaron años para que volviera a tocar en vivo y se retiró casi completamente de la música, que en su vida fue pasión.
Participó en 2003 el documental que Martin Scorsese dirigió acerca de la historia del blues, “Feel Like Going Home”. En 2004 actuó completamente gratis en el Festival Privas en Francia. Al año siguiente presentó su espectáculo Bozar de Bruselas, que tuvo como invitado a Toumani Diabaté, en lo que fue una serie de conciertos que el público recibió complacido. Pero el fin de Ali Farka Toure estaba cerca.
Grabó un nuevo álbum titulado “Savane” y tuvo tiempo para aprobar personalmente la mezcla final de la producción. Fue todo… Ali murió el 7 de marzo de 2006 por un cáncer óseo.
Ali Farka Toure tuvo calidad incluso para irse de este mundo. Sobrio, contundente, con un estilo personal como el blues que el viento del desierto transporta a las aldeas y como la arena fina que no se ve pero que siempre está presente cuando caminamos, abrimos cajones, sacudimos la ropa y vemos bailar con la cadencia del espíritu cálido de una odalisca.
El blues regresa a África
El ‘National steel guitar’ que acompaña la voz privilegiada de Kasse Mady Diabate fue un regalo del bluesero estadunidese, Taj Mahal, después de haber colaborado en el disco, ‘Kulanjan’. Unos años después, se volvieron a encontrar en un festival en el sur de España cuando Taj tuvo la oportunidad de escuchar la producción ‘Kassi Kasse’ del cantante maliense, el cual fue nominado al Grammy en 2004.
La Razón tiene la razón
Para abrir el año nuevo PERIODICO LA RAZON nos manda las buenas noticias de haber seleccionado el CD de Fatoumata Diawara como el #4 en la lista de los mejores 20 discos del año 2013. Felicidades a Fatou, a su productor Nick Gold de World Circuit Records.
Escucha a esa tremenda voz y alma en: https://itunes.apple.com/mx/album/fatou/id631109735?ign-mpt=uo%3D4
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