Hay un mar de historias: esfuerzos grandes para ofrecer algo que nunca deja de ser vulnerable. Cuando el artista da su alma, y el público se da cuenta de eso, se puede crear un milagro que, efímero que sea, es un regalo para siempre. Martirio y Raúl, Teatro Ocampo, Cuernavaca, 16 de mayo. Un concierto perfecto. Sin exagerar.
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