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La Luna Grande, Homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca: Mejor Concierto Iberoamericano

 

La noche del 31 de octubre acompañamos a María Cortina para recibir, a nombre de Chavela Vargas, la Luna del Auditorio en la categoría del Mejor Concierto Iberoamericano por ‘La luna grande’, su homenaje al poeta Federico Garcia Lorca que habíamos producido en el Palacio de Bellas Artes. Aunque la premiación no fue el ambiente habitual de Corasón, Chavela tenía una capacidad envidiable para moverse en diferentes mundos entre gente que no solían identificarse o llevarse bien entre sí. Que su despedida de su público mexicano haya sido premiada es maravilloso, también porque el lanzamiento fue un acto de mucha voluntad y amor de parte de gente que aceptó, sin cuestionar, participar en un evento nada convencional: una tarde de poesía con un ícono de la cultura mexicana (nada de diva) animada para sentarse en su silla de ruedas a escucharse a si misma recitando poesía entre las canciones de Eugenia León y Martirio que celebraban toda una vida. Laura García Lorca había aceptado moderar este evento sui generis. El equipo de producción se entregó apasionadamente – más bien motivados por algo que no fue lo económico – para que saliera un lanzamiento de un disco capaz de ganar el más importante premio para conciertos en vivo. Al recibir la presea, María improvisó una líneas muy dignas (lejos del estilo de los Oscares). Nos queda claro a todos que la ganadora es Chavela y eso merece celebrarse.

 

FESTIVAL MÉXICO NOW Eugenia León, Ely Guerra y Tania Libertad rindieron tributo a Chavela Vargas en el Carnegie Hall

Ely Guerra, Eugenia León y Tania Libertad, tres de las mejores cantantes latinoamericanas, rindieron homenaje a la recientemente fallecida Chavela Vargas en una noche de música inolvidable.

Chavela Vargas es, sin duda, la reina de la música mexicana. Tres cantantes de México de diferentes géneros y cuya fama alcanza el mundo entero, se unieron para rendir homenaje a esta leyenda. A Ely Guerra, una roquera nacida en Monterrey, ganadora de un premio Grammy Latino, le llaman la PJ Harveyhispano parlante, canta una mezcla de rock, electrónica y pop mexicano. Eugenia León, ganadora del prestigioso Festival OTI en España, es una intérprete que, en sus 25 discos, ha explorado ritmos como el tango, el bolero, la norteña, la música brasileña, y las rancheras. Ha cantado por el mundo entero y a través de sus programas de TV y radio ha brindado a las audiencias mexicanas la riqueza de la música internacional. Tania Libertad, quien nació en Perú pero vive en México desde 1980, es la leyenda del World Music. La ganadora de un Latin Grammy ha grabado 38 discos y ha tocado en los grandes estadios del mundo sin perder su autenticidad, su pasión y su dedicación a los desafíos del espíritu humano, cualidades que la han hecho famosa en México y el resto del mundo.

 

 

Miguel Peña y Juan Carlos Allende: Los Macorinos de Chavela Vargas

Miguel Peña y Juan Carlos Allende son, cada uno por su camino, guitarristas de muchísima talla. Se juntaron en 2006, ambos con sus dudas, para acompañar a Chavela Vargas y lo entrañable de esa relación resultó, entre otras maravillas, en su bautizo como ‘Los Macorinos’.

Miguel Peña nos habla sobre su carrera como guitarrista:

Juan Carlos Allende nos habla sobre su carrera de músico:

a mexican sound

A MEXICAN SOUND: documental de Roy Germano reúne fondos en Kickstarter

A MEXICAN SOUND / UN SONIDO MEXICANO celebra a México y a su gente al contar la historia del son huasteco, un estilo de música poco conocido. El son huasteco se toca en la majestuosa región de México llamada La Huasteca. Localizada entre el cetro-este y el noreste del país, La Huasteca es un paraíso para el amante de la naturaleza. Lozana, verde y montañosa. Cuevas, albercas naturales y cascadas salpican el paisaje. La gente de La Huasteca es amable y hospitalaria. El son huasteco (también referido como “Huapango” por mucha gente, especialmente los locales) tiene un solido intenso y alegre. la música se construye alrededor de rápidos floreos de violín, canto en falsete, y los ritmos conducentes de dos guitarras especiales (la jarana huasteca y la quinta huapanguera). Es un inmenso sonido para sólo tres músicos. En presentaciones en vivo, se suma un elemento rítmico cuando la gente zapatea y baila sobre una gran plataforma de madera llamada tarima.

A MEXICAN SOUND / UN SONIDO MEXICANO te llevará en un viaje a La Huasteca para escuchar y aprender del son huasteco, te presentará a la gente que más lo ama, y te ofrecerá una ventana hacia las vidas de los músicos que tocan esa música y la mantienen viva. La película te introducirá a Los Camperos de Valles, a quienes mucha gente considera el mejor grupo de son huasteco de todos los tiempos. Te encontrarás con músicos aficionados que se ganan la vida tocando son huasteco en fiestas en pueblos y en bares con boquetes en las paredes. Conocerás a un hombre de un pueblo llamado Xilitla que inició el festival semanal más antiguo y activo de son. También a la pareja que fundó Discos Corasón, una compañía disquera que ha estado produciendo grabaciones de son huasteco de alta calidad por 40 años. Y quizás más importante que nada, conocerás a la nueva generación de gente joven de La Huasteca, que están apropiándose de esta música y manteniéndola viva.

 

 

Las grabaciones de son huasteco son grandiosas para escuchar, pero la música adquiere una cualidad completamente diferente cuando es tocada en vivo. El zapateado de los bailadores trae un elemento rítmico a la música que no puede ser replicado en un estudio de grabación. También es muy espontáneo. Los músicos de son huasteco son famosos por sus improvisaciones y por inventar letras sobre la marcha cuando tocan en fiestas y festivales. Hacen bromas sobre el público, referencias a gentes o lugares que todos conocen, o cuentan un chiste colorado – cualquier cosa para conseguir una risa o reacción de la multitud. Este es un ejemplo de improvisación por Los Camperos de Valles durante una actuación espontánea que filmé en una fiesta en verano pasado en Ciudad Valles, México, y l reacción de los asistentes cuando Goyo y Marcos cantan sus versos después de la marca de 2:15.

 

 

Apoya la campaña para reunir fondos de post-producción en Kickstarter.

Visita la página oficial del documental.

 

Crónica de Corasón: Chavela Vargas

En 2010 produjimos ¡Por mi culpa!, disco en que Chavela Vargas canta a dueto con sus grandes amigos, incluyendo a Eugenia León, Lila Downs y Joaquín Sabina.

Unos meses después del lanzamiento, María Cortina nos habló para decir que Chavela quería grabar un homenaje a Federico García Lorca. Sabíamos de su pasión por el poeta pero nos preocupaba hacer un disco de poesía que sería digno de Chavela Vargas. Preparamos un piloto y grabamos una entrevista con Chavela en que hablaba de su interés en hacer este disco.

 

Así empezamos a trabajar en La luna grande, homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca. De la primera grabación queda un solo tema, CasidaVll, De la Rosa’, que muestra la fuerza emotivo de una Chavela que, a los 91 años, se lanza a un nuevo género, la poesía.

El proyecto cobró vida en el momento que empezamos a grabar a la voz de Chavela acompañada por Los Macorinos, interpretando repertorio de ella. El verso climático de Yerma asume una vida nueva acompañada por La llorona e incluso la melodía permitía – milagrosamente — que ella cantara uno de los versos de Lorca. Hicimos muchas grabaciones, sobre todo en un estudio de Tlayacapan en donde largas comidas seguían cada sesión.

Con el proyecto medio terminado, vino Laura García Lorca a México y escuchó el trabajo en progreso. Nos animó con sus comentarios, se emocionó por la selección de Cruz de Olvido para acompañar el poema favorito de su tío, Amor, amor… y aceptó ayudarnos con la edición fina y notas bibliográficas que acompañan el disco.

Ya terminada la edición, con un trabajo fenomenal del ingeniero Salvador Tercero, llevamos al master a Chavela y lo escuchó con atención. Le gustó, “porque siento que mi música es un puente para que mi público entienda la poesía de Federico.”

 

El proyecto terminado resultó ser un disco/libro, de música/poesía de grandes figuras mexicanas/españolas y que, de alguna manera, se trataba de la vida y de la muerte. Con fotografía de Alicia Arrangoiz, ‘la fotita’ — adorada por Chavela – y el diseño de Petrushka Sáinz, empezamos a planear el lanzamiento de La luna grande en el Palacio de Bellas Artes. Chavela invitó a Eugenia León para la parte mexicana y Martirio para la española además de su invitación a Laura García Lorca quien aceptó moderar la presentación.

 

El Palacio de Bellas Artes se llenó con un público en su mayoría joven y casi todos llorando. La excepción fue Chavela quien cantó, se reía y jugaba con su público y sus invitadas. Las cantantes fueron acompañadas por Los Macorinos y por el hijo de Martirio, Raúl Rodriguez quien interpretó una entrada española a «La llorona» que le fascinó a Chavela.

 

Según Los Macorinos, el evento fue la despedida que Chavela quiso hacer y que le permitió morir en paz. Lo único que faltó fue despedirse de sus amigos en España, a Pedro Almódovar, Enrique Helguera y a todos los que le habían acompañada durante sus largas estancias en España hasta el 2006. Fue a Madrid, se presentó en la Residencia de Estudiantes y logró regresar a México en donde falleció el 5 de agosto del 2012. Sus cenizas fueron esparcidas en el Chalchi, el cerro atrás de su casa que había sido su gran inspiración en los últimos años de su vida.

 

Crónica de Corasón: Huapango

 

Eduardo Llerenas empezó a grabar tríos de son huasteco hace más de 40 años y en 2011 produjo una antología de temas inéditos grabados durante este tiempo. ‘El gusto’ fue recibido como tal, tanto en el formato de un libro-disco como en la versión en vivo, presentado en el Centro Nacional de las Artes frente a miles de ávidos bailarines huastecos.

Se presentaron Los Camperos de Valles, máximo trío huasteco proveniente de Ciudad Valles, San Luis Potosí, y el Trío Chicamole, jóvenes músicos de Chicamole Hidalgo que están ganando mucha fama por su virtuosismo tradicional y las letras nuevas que componen. En el CENART nos acompañó, además a la maravillosa trovadora de Tamaulipas, Cleopatra, ‘Pati’ Chávez .

 

 

Eduardo había grabado a Marcos Hernández, director de Los Camperos, por primera vez cuando éste tenía apenas 17 años (en 1971) y su falsete fue angelical. En los años subsecuentes, le ha producido varios discos y le ha llevado a varias ciudades de Europa y los Estados Unidos. La gira más reciente fue a París en 2011 en donde participaronen el prestigiado Festival de Otoño.

Los Chicamole están tocando la puerta de Los Camperos como mostraron en su entrevista con Cristina Pacheco y con la selección de su violinista Casimiro Granillo, ‘El Arco Loco’, para participar en las Olimpiadas Culturales en Londres. Su disco, ‘Huapango en wi-fi’ ha tenido mucho éxito en México, tanto dentro como fuera de la comunidad huasteca.

 

 

Para muchos, el disco más importante del género es ‘La pasión’, grabado en los estudios de Peter Gabriel en Bath y producido como homenaje al violinista Heliodoro Copado cuando éste sufrió un infarto cerebral. El disco fue presentado en el Festival Internacional de San Luis Potosí en donde Heliodoro, entre décimas improvisadas por Guillermo Velázquez, entregó su arco al joven violinista Camilo Ramírez.

El son huasteco goza de muy buena salud en este momento, con un sinfín de tríos de buena calidad saliendo de los seis estados de la región huasteca. En esta etapa digital, Discos Corasón se prepara a utilizar herramientas de punta para seguir promoviendo el son huasteco.

 

Crónica de Corasón: Oumou Sangare

 

 

 

 

 

En 1999 lanzamos ‘Worotan’ con un video de la cantante de Mali, Oumou Sangare y nos hicieron el favor Carmen Aristegui, Blanche Pietrich y Ery Cámara de presentar el disco. Unos meses después, Oumou vendría a México para inaugurar el Festival Cervantino y presentarse en el Zócalo y cinco ciudades más. Todo bien hasta que nos hablaron de Mali diciendo que Oumou había decidido no venir porque no sabía nada de México. A una amiga maliense se le ocurrió decirle que se trataba del país de ‘Marimar’, telenovela que tuvo gran éxito en Mali. Esto fue lo suficiente para convencerla, aunque Oumou no sabía que su fama como la importante luchadora social que había sido le había marcado de antemano y que en aeropuerto de la Ciudad de México estarían esperándola grupos de mujeres que larecibieron como la salvadora africana contra el machismo mexicano.

 

 

Oumou estaba fascinada en México. Cautivó con su conferencia de prensa y luego en Guanajuato recogió semillas mexicanas para plantarlas en su jardín en Bámako. En el Zócalo foto con Jesusa cargó la bandera frente a una gran marcha feminista que iba rumbo a Washington, ella gritando “no más violence”, en su flamante español. Después, desde el escenario, anunció que ama a las mujeres, y a los hombres también.

 

 

La gira terminó en Cuernavaca en donde Oumou anunció a sus músicos que había que dar todo, aún más que en cualquier concierto previo, porque le gustaba mucho estar en México. Lo único que le frenó fue la lluvia así que Oumou prometió regresar y lo hizo en 2004 para lanzar su disco doble, ‘Oumou’. Ese mismo año regresó una segunda vez para presentarse en el Zócalo en un concierto que compartió con Omara Portuondo y Eugenia León.

 

El disco más reciente de Oumou es Seya e interpretó temas de él en su cuarta visita en octubre del 2012 cuando se presenta en el Festival Cervantino y en el Plaza Condesa.

 

Oumou Sangare, por Ery Camara

 

Es imposible ignorar la majestuosidad del ave fénix, sobre todo cuando en su canto reconocemos a Oumou Sangare. Discos Cora Son y el festival Cervantino atinaron en invitar a la cantante maliense, la defensora de las causas femeninas, el ruiseñor del Wassoulou, la sirena de Madina Dyassa.

Aquí está Oumou, nos lo manda el Wassoulou; su voz recorre alegremente aldeas y ciudades, atraviesa cielos y océanos. Destaca por ser la que mejor comunica la intensidad de las pasiones y los sentimientos sofocados. Ella le canta a la luz y a la vida y no a quien abuse de ellas, no a quien abuse de autoridad o de poder para aplastar a su prójimo; tampoco al despreciable macho mujeriego ni al tirano. Este don de parir verdades en su canto, nada ni nadie se lo puede arrebatar porque ella lo esculpe tal una princesa en satinados vestidos.

El Wassoulou, provincia sureña de la República del Malí se encuentra a casi 300 kilómetros de la capital Bamako, es el hogar de los Bamana, los Foula y de los Mandinka o Mandingos en castellano. Cuna de grandes sabios y cazadores, siempre fue deleitada en sus hogares y sus celebraciones por las más bellas voces femeninas. Los Bamana se designan a sí mismos como »el refugio de la sabiduría» ba mana en bamanakan, es decir la lengua en que canta el grupo étnico de Oumou Sangare y que los colonizadores redujeron a bambara. Lo que queda del imperio mandingo que floreció del siglo IX al XVI es una nación pluriétnica que reúne malinke, bamana, bozo, songhaï, dogon, senufo, además de otros migrantes.

Creyentes y decididos a combatir la pobreza y el subdesarrollo, artistas como Oumou Sangare son considerados como la frescura más espontánea de las tradiciones ancestrales. Para los bamana, ser detentor de la palabra »kuma» es resguardar y transmitir la fuerza divina. Maa n’gala, el ser supremo al sentirse solo, creó a Fan, el huevo del mundo con sus nueve divisiones en las que introdujo nueve estados fundamentales de la existencia. De ahí, surgieron los veinte primeros seres que constituyeron las fuerzas del universo. Al darse cuenta que ninguno de ellos podía convertirse en su »kumanyon», es decir su interlocutor, de cada uno de estos veinte seres extrajo una porción para hacer la mezcla a la que sopló para crear al hombre »Maa-o Mo»; es decir la primera palabra que compone su propio nombre divino, pero convertido en el guardián de la armonía del universo. Los juglares son entre las castas, los maestros de la palabra en el sentido de acción, desencadenan en sus cantos, energías potentes de esta fuerza vibratoria y latente que es el ritmo subyacente en la palabra. Ascendente se carga de sacralidad y bajando de los cielos conserva su origen divino. ¿Cuántos jóvenes se iniciaron en estos secretos que hacen que la palabra tenga su aspecto diurno y su aspecto nocturno?

El canto femenino bamana conocido como Tyéwodo y el Bari es un movimiento que aceleró la liberación de las mujeres malienses en todos los periodos. No se contenta con denunciar, sino que siembra una contestación que a menudo surte efectos concientizadores. Pero es obvio que tomará tiempo para borrar las costumbres fosilizadas que frenan la emancipación que requieren las sociedades desestabilizadas por las injusticias y las arbitrariedades acumuladas.

En el Wassoulou, el canto popular es más abierto a valores democráticos que a las alabanzas a la opulencia. Sangare, Sidibé, Diakhité y tantos otros apellidos foulas son las huellas de intercambios milenarios y mestizajes entre las etnias que filtran la experiencia cultural que transgrede las fronteras. Por eso Oumou Sangare trae un mensaje del Wassoulou: unirse para luchar por la libertad, por un mundo más justo, más solidario y con tradiciones sujetas a las más rigurosas críticas que aspiran a una mayor conciencia. Un despertar y una liberación del potencial creativo que duerme en cada miembro de la comunidad cuando las reglas que la rigen son reencauzadas, proyectan círculos concéntricos de ondas expansivas en la escala de cada familia. El río Níger, el Dyoliba es la serpiente de oro que las abreva, las limpia, las transporta y las alimenta desde milenios. Las familias bamana conciben sus canciones como una luz viva sobre el estado de la sociedad y de la cultura en un momento dado de su historia. Las notas musicales desgranadas del »n’goni», arpa predilecta de los cazadores, ejecutan una cabalgata a cuyo paso se desparraman coros que entonan los gestos hasta su paroxismo. Virtuosa de la moderación y de la modulación, la prodigiosa voz de Oumou atraviesa esta arquitectura musical con una cualidad inigualable. Ella es la pluma del espíritu, la miel de la unión y la sangre que irriga los lazos comunitarios. Vínculo entre los diferentes estratos sociales, los ancestros y las divinidades, los juglares bamana pueden frenar los abusos y educar la sociedad, su labor no es la vida parasitaria de los aduladores sin principios.

En el »Koteba», manifestación artística contra los abusos de autoridad, la impunidad y la violencia, ocurre esta fusión original que los bamana llaman »Foli», la raíz fo significa decir. Es la revelación en la que la modulación del canto, el ritmo de la música y la danza convergen para dar a la expresión su pleno sentido de »decir el decir». Bailando, hablan, hablando hacen música y sus pasos inscriben en el piso los signos que dibujan el sentido de su palabra. El canto refleja los símbolos, cuenta los hechos y sigue las transformaciones profundas advirtiendo de los peligros que acechan las nuevas generaciones. Canciones que expresan todas las esperanzas y todas las heridas, todas las irritaciones, todos los temores, todas las necesidades y todas las aspiraciones. »Donkilila» significa cantante, viene de don kili, la llamada del baile y del conocimiento. Las tradiciones que llegan despojadas de su significado original profundo, se convierten en manos de los no iniciados, en formalismos o representaciones convencionales sin chispa de vida y así congelan los valores humanos.

Decía el poeta Léopold Sécar Senghor, »la mujer está en el principio y el fin de todo en el Mande» (imperio del Mali). En efecto, Sogolon Diata, más conocido como Soundiata Keita, el león hijo de la mujer búfalo, lleva como apellido el nombre de su madre quien fue la burla de sus coesposas cuando lo parió casi discapacitado. Soundiata Keita, el heredero, emperador del Mali es el hijo de esta mujer que mostró resistencia a ser esposada con precipitaciones. Sogolon Kedyou es una mujer venerada porque siempre vigiló la educación de sus hijos y cultivó la concordia en su familia.

Soundiata Keita, Manding Diara, el león del Mande, Hijo de Sogolon, Nare Maghan Diata, el león de Nare Maghan, Sogo sogo símbon salaba, héroe de nombres múltiples, es el emperador que venció a Soumangourou Kante, emperador de Ghana (otro imperio muy importante en el Africa occidental) en el siglo XII y con él, el imperio conoce su mayor expansión territorial y su influencia política, económica y cultural llega a distancias tan lejanas de sus fronteras como Nubia. El imperio del Malí era próspero y su territorio abarcaba lo que son Senegal, Guinea, Gambia, Malí, Guinea-Bissau, parte de Mauritania, y más al sur, sus manifestaciones culturales fueron llevadas por sus comerciantes hasta Liberia, Níger, Sierra Leona y en los reinos vecinos. Su prosperidad fue tal que cuando Kankou Moussa, uno de los herederos de Soundiata, viajó a la Meca, con la cantidad de oro que transportaba su caravana, desestabilizó el mercado bursátil local y tuvo repercusiones en la economía del Mediterráneo.

Los cantos de Oumou traen en mi memoria, el poema »Mujer negra», de Senghor, creo que es un homenaje inigualable para todas las mujeres que como ella, nutren la comunidad con la alegría que siembra su sensibilidad.

»Tam-tam esculpido, tenso tam-tam

que retumba en manos

Del vencedor

Tu voz grave, de contralto, es el canto

de la Amada

¡Mujer desnuda, mujer oscura!

Aceite que ningún soplo agita, aceite

tranquilo en los

Flancos del atleta

En los flancos de los príncipes del Malí

Gacela de ataduras celestes, las perlas

son estrellas en

La noche de tu piel

Destellos de los juegos del espíritu, los

reflejos de oro rojo sobre tu

Piel que tornasolea

Bajo la sombra de tu cabellera, se

ilumina mi angustia con los soles

Próximos de tus ojos

¡Mujer desnuda, mujer negra!

Yo canto tu belleza fugaz, forma que

fijo en lo eterno

Antes que el destino celoso te reduzca

a cenizas para

Nutrir las raíces de la vida.

Muy pocos hombres africanos, sean maridos, hijos o compañeros, han abordado en el contenido de sus canciones, el sufrimiento de las mujeres o las revisiones de la conducta masculina para reparar las injusticias acumuladas en el seno de las familias. Había que esperar a Oumou Sangare, la extraordinaria voz que cimbra con vehemencia el Wassoulou y lo recrea por medio de una música irresistible y contagiosa. Hija pródiga de la tradición, es su expresión más innovadora y más transgresiva. Nountélé Diakhité y Aminata Diakhité, juglares muy solicitadas en las ceremonias y los rituales bamana, son respectivamente la abuela y la madre de Oumou Sangare. Ellas entregaron a Oumou sus herramientas desde temprana edad. Agradecida, ella les canta: »No todas las mujeres alumbran una estrella, Aminata madre de Oumou, tú si lo lograste. Gracias a Dios, la esperanza y los deseos han sido cumplidos». Su experiencia formativa en el Ensamble folclórico del Malí consolidó su vocación musical. Oumou penetra con hondura la realidad de la condición femenina y alumbra canciones que despiertan el espíritu. Quien aprecia su música, se dará cuenta que ella no está en contra de sus tradiciones, más bien lanza sus dardos en contra de las alteraciones que no se corrigen. Se ha dado como misión depurar y purificar lo valioso de las tradiciones para que se despeje de lo obsoleto y se renueva con júbilo. Cuando reinan las armonías de Oumou, ninguna frontera puede resistir la buena música. El toque que sacude, el »llegue» como dicen algunos mexicanos, es este reconocimiento que nos familiariza de manera sorpresiva cuando comulgamos con sus canciones. Sus cadencias voluptuosas y sus inflexiones moduladas atenúan las tensiones, ensanchan el campo de nuestras visiones y no permiten indiferencias. La siguiente reflexión que madura Souadou Diabate, activista social a favor de la emancipación de la mujer maliense nos acerca a los conflictos que revela y combate nuestra cantante.

»¿Me pregunto si la poligamia no es un sinónimo de la infidelidad del hombre? Es una caja que una vez abierta, no cesan de surgir problemas».

Oumou canta el amor, dedica sus reverencias a tradiciones ancestrales con una sonrisa sonora que llena nuestro cuerpo de estremecimientos y latidos contagiosos. Sentir y bailar la música de Oumou va más allá de nuestros pasos, es responder a un llamado que libera tanto al hombre como a la mujer. Hay que reconocer que los tiempos han cambiado, cualquier tradición que no se ajuste ante los reclamos y las desaprobaciones, es una dictadura que lacera las posibilidades de bienestar. Hoy en Oumou se escucha la voz de las mujeres africanas y la de todas las mujeres del mundo, decididas y unidas para defender sus libertades. El éxito de la cantante y su conjunto en el ámbito local y global se incrementa más porque motiva y anima una emancipación y una solidaridad. Este mutuo respeto al que aspira Oumou, revela el amor y las contradicciones que obstruyen su realización.

Esta participación plena que reclaman sus canciones, poco a poco se percibe en los cambios de actitudes que suscita el arte de Oumou Sangare en la conciencia de jóvenes y adultos. Inmersa en sus tradiciones, ella es la manifestación más clara de las mismas cuya contemporaneidad siempre trasciende. Ella misma las reconoce como la fuente de lo más puro porque en ellas nadie es esclavo de nadie. Ronca, dulce, firme e imponente, la riqueza de sus matices y melodías denuncia lo que muchas temerosas del »qué dirán», ocultan o callan dolorosamente. Construyamos un mundo mejor que todos podamos disfrutar, sólo así Maa n’gala, nuestro interlocutor nos ofrecerá nuevas correspondencias.

Esta artista a sus 32 años se desliza en cadencias iluminadas por una sonrisa y el centelleo de una mirada que inspira la libertad y la confianza. Su repertorio de proverbios, adagios, moralejas y parábolas, su crítica social y sus exhortaciones a la perseverancia, hacen que su música sea enraizada en el corazón de los verdaderos melómanos animistas. Aquí está el pájaro del Wassoulou con la palabra fecunda, al igual que los escultores de Tyi wara, se abreva en el pozo que satisface la sed del caminante.

Worotan (diez nueces de kola) título de este disco, es símbolo de paz, concordia y reconciliación pero, lo es también de alianzas, pactos y compromisos en la mayoría de las etnias del Africa subsahariana. Repartidas en ofrendas, o como cortesía, estas nueces permiten comulgar y bendecir los lazos matrimoniales, los bautizos y las despedidas. La mayoría de las consultas a alguna autoridad, se hacen ofreciendo primero, nueces de kola. Sirven las diez nueces para aplacar las consecuencias del divorcio y reafirmar la confianza y la amistad. La kola es símbolo de esperanza y de fe para el hombre de principios. La nuez es la figura de una pareja armoniosa hecha fruta para excitar la mente. Diez nueces de kola entonces, son la recreación de los veinte seres primigenios que recuerdan la obra divina. De estos seres de los que provenimos, se origina la palabra creativa, la palabra empeñada que cantan los juglares como Oumou Sangare. El mundo nació del amor, sólo el amor perfeccionará el bosquejo del mundo que Dios encargó al hombre para perfeccionar su obra. La kola celebra este compromiso del ser fustigando el estancamiento y los fanatismos estériles, las tentaciones y las trampas que acechan la verdadera educación.

Al lado de artistas legendarios como Salif Keita, Ami Koita, Ali, Farka Toure, Nahawa Doumbouya, Toumani Diabate y Sali Sidibe, Oumou Sangare nos trae a México la cultura de los pueblos que algunos cronistas, historiadores y antropólogos consideran los herederos de Bakari II, emperador maliense que atravesó el océano Atlántico en el 1312 de nuestra era y pudo llegar a costas americanas. Se supone que son ellos los que se mezclaron con los primeros habitantes de América asegurando así, el florecimiento de las culturas Incas y Olmecas. En esta gira, Oumou Sangare tiene como invitados a dos miembros de la legendaria familia Diabaté detentores junto con los Kouyaté, de la epopeya mandinga. Kassé Mady Diabaté y Lafia Diabaté, cantantes renombrados de Kela, el centro para la enseñanza del arte de hablar y contar la historia del Mande, son dos de los mejores cronistas de nuestra historia. Así que tenemos la gran oportunidad de descubrir entre las pulsaciones del n’goni, del kamalengoni o del dozongoni, los ritmos de los dyembe, las guitarras, las flautas, los violines, la kora y los guajes, las voces más ricas de la lengua Mandinga. Bienvenida a Oumou Sangare y sus huéspedes. Que el regocijo de su talento llene nuestros corazones.

Texto de Ery Camara, publicado en el periódico La Jornada el 4 de octubre de 2000