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Adiós Volcán: Carta de Pedro Almodóvar a Chavela Vargas

Durante veinte años la busqué en sus escenarios habituales y desde que la encontré en el diminuto backstage de la madrileña Sala Caracol llevo otros veinte años despidiéndome de ella, hasta esta larguísima despedida, bajo el sol abrasivo del agosto madrileño.

Chavela Vargas hizo del abandono y la desolación una catedral en la que cabíamos todos y de la que se salía reconciliado con los propios errores, y dispuesto a seguir cometiéndolos, a intentarlo de nuevo.

El gran escritor Carlos Monsiváis dijo “Chavela Vargas ha sabido expresar la desolación de las rancheras con la radical desnudez del blues”. Según el mismo escritor, al prescindir del mariachi Chavela eliminó el carácter festivo de las rancheras, mostrando en toda su desnudez el dolor y la derrota de sus letras. En el caso de “Piensa en mí”, (eso lo digo yo) una especie de danzón de Agustín Lara, Chavela cambió hasta tal punto el compás original que de una canción pizpireta y bailable se convirtió en un fado o una nana dolorida.

Ningún ser vivo cantó con el debido desgarro al genial José Alfredo Jiménez como lo hizo Chavela. “Y si quieren saber de mi pasado, es preciso decir otra mentira. Les diré que llegué de un mundo raro, que no sé del dolor, que triunfé en el amor y que nunca (YO NUNCA, cantaba ella) he llorado”. Chavela creó con el énfasis de los finales de sus canciones un nuevo género que debería llevar su nombre. Las canciones de José Alfredo nacen en los márgenes de la sociedad y hablan de derrotas y abandonos, Chavela añadía una amargura irónica que se sobreponía a la hipocresía del mundo que le había tocado vivir y al que le cantó siempre desafiante. Se regodeaba en los finales, convertía el lamento en himno, te escupía el final a la cara. Como espectador era una experiencia que me desbordaba, uno no está acostrumbrado a que te pongan un espejo tan cerca de los ojos, el desgarro con tirón final, literalmente me desgarraba. No exagero. Supongo que habrá alguien por ahí que le pasara lo mismo que a mí.

En su segunda vida, cuando ya tenía más de setenta años, el tiempo y Chavela caminaron de la mano, en España encontró una complicidad que Méjico le negó. Y en el seno de esta complicidad Chavela alcanzó una plenitud serena, sus canciones ganaron en dulzura, y desarrolló todo el amor que también anidaba en su repertorio. “Oye, quiero la estrella de eterno fulgor, quiero la copa más fina de cristal para brindar la noche de mi amor. Quiero la alegría de un barco volviendo, y mil campanas de gloria tañendo para brindar la noche de mi amor.” A lo largo de los años noventa y parte de este siglo, Chavela vivió esta noche de amor, eterna y feliz con nuestro país, y como cada espectador, siento que esa noche de amor la vivió exclusivamente conmigo. Chavela te cantaba solo a tí, al oído, y cuando el torrente de su voz fue menos potente, (no hablo de declive, ella no lo conoció, hizo y cantó lo que quiso y como quiso) Chavela se volvió más íntima. Las mejores versiones de “La llorona” las interpretó en sus últimos conciertos. Abordaba la canción con un murmullo, y en ese tono continuaba, recitando palabra por palabra, hasta llegar al épico final. Cantar lo que se dice cantar solo cantaba la última estrofa, de un modo ascendente hasta gritar su última y breve palabra. “Si como te quiero quieres llorona, quieres que te quiera más. Si ya te he dado la vida, llorona, qué más quieres. ¡Quieres MÁS!» Estremecía escuchar la palabra “más” gritada por Chavela.

La presenté en decenas de ciudades, recuerdo cada una de ellas, los minutos previos al concierto en los camerinos, ella había dejado el alcohol y yo el tabaco y en esos instantes éramos como dos síndromes de abstinencia juntos, ella me comentaba lo bien que le vendría una copita de tequila, para calentar la voz, y yo le decía que me comería un paquete de cigarrillos para combatir la ansiedad, y acabábamos riéndonos, cogidos de la mano, besándonos. Nos hemos besado mucho, conozco muy bien su piel.

Los años de apoteosis española hicieron posible que Chavela debutara en el Olympia de París, una gesta que solo había conseguido la gran Lola Beltrán antes que ella. En el patio de butacas tenía a mi lado a Jeanne Moreau, a veces le traducía alguna estrofa de la canción hasta que Moreau me murmuró “no hace falta, Pedro, la entiendo perfectamente” y no porque supiera español.

Y con su deslumbrante actuación en el Olympia parisino consiguió, por fin, abrir las puertas que más férreamente se le habían cerrado, las del Teatro Bellas Artes de Méjico DF, otro de sus sueños. Antes de la presentación en París un periodista mejicano me agradeció mi generosidad con Chavela. Yo le respondí que lo mío no era generosidad, sino egoísmo, recibía mucho más que daba. También le dije que aunque no creía en la generosidad sí creía en la mezquindad, y me refería justamente al país de cuya cultura Chavela era la embajadora más ardiente. Es cierto que desde que empezara a cantar en los años cincuenta en pequeños antros (¡lo que hubiera dado por conocer El Alacrán, donde debutó con la bailarina exótica Tongolele!) Chavela Vargas fue una diosa, pero una diosa marginal. Me contó que nunca se le permitió cantar en televisión o en un teatro. Después del Olympia su situación cambió radicalmente. Aquella noche, la del Bellas Artes del D.F., también tuve el privilegio de presentarla, Chavela había alcanzado otro de sus sueños y fuimos a celebrarlo y a compartirlo con la persona que más lo merecía, José Alfredo Jiménez, en el bar Tenampa de la Plaza de Garibaldi. Sentados debajo de uno de los murales dedicados al inconmensurable José Alfredo bebimos y cantamos hasta el amanecer (ella no, solo bebió agua aunque al día siguiente los diarios locales titulaban en su portada “Chavela vuelve al trago”). Cantamos hasta el delirio todos los que tuvimos la suerte de acompañarla esa noche, pero sobre todo cantó Chavela, con uno de los mariachis que alquilamos para la ocasión. Era la primera vez que la escuchábamos acompañada por la formación original y típica de las rancheras. Y fue un milagro, de los tantos que he vivido a su lado.

En su última visita a Madrid, en una comida íntima con Elena Benarroch, Mariana Gyalui y Fernando Iglesias, tres días antes de su presentación en la Residencia de Estudiantes, Elena le preguntó si nunca olvidaba las letras de sus canciones. Chavela le respondió: “a veces, pero siempre acabo donde debo”. Me tatuaría esa frase en su honor. ¡Cuántas veces la he visto terminar donde debe! Aquella noche en el indescriptible bar Tenampa, Chavela terminó la noche donde debía, bajo la efigie de su querido compañero de farras José Alfredo, y acompañada de un mariachi. Las canciones que ella desagarró en el pasado, acompañada por dos guitarras, volvieron a sonar lúdicas y festivas, donde y como debía ser. “El último trago” fue aquella noche un delicioso himno a la alegría de haberse bebido todo, de haber amado sin freno y de seguir viva para cantarlo. El abandono se convertía en fiesta.

Hace cuatro años fui a conocer el lugar de Tepoztlán donde vivía, frente a un cerro de nombre impronunciable, el cerro de Chalchitépetl. En esos valles y cerros se rodó “Los siete magníficos”, que a su vez era la versión americana de “Los siete samuráis” de Kurosawa. Chavela me cuenta que la leyenda dice que el cerro abrirá sus puertas cuando llegue el próximo Apocalipsis y solo se salvarán los que acierten a entrar en su seno. Me señaló el lugar concreto de la ladera del cerro donde parecían estar dibujadas dichas puertas.

Circulan muchas leyendas, orgánicas, espirituales, vegetales, siderales, en esta zona de Morelos. Además de los cerros, con más roca que tierra, Chavela también convive con un volcán de nombre rotundo, Popocatépetl. Un volcán vivo, con un pasado de amante humano, rendido ante el cuerpo sin vida de su amada. Tomo nota de los nombres en el mismo momento en que salen de los labios de Chavela y le confieso mis dificultades para la pronunciación de las “ptl” finales. Me comenta que durante una época las mujeres tenían prohibido pronunciar estas letras. ¿Por qué? Por el mero hecho de ser mujeres, me responde. Una de las formas más irracionales (todas lo son) de machismo, en un país que no se avergüenza de ello.

En aquella visita también me dijo “estoy tranquila”, y me lo volvió a repetir en Madrid, en sus labios la palabra tranquila cobra todo su significado, está serena, sin miedo, sin angustias, sin expectativas (o con todas, pero eso no se puede explicar), tranquila. También me dijo “una noche me detendré”, y la palabra “detendré” cayó con peso y a la vez ligera, definitiva y a la vez casual. “Poco a poco”, continuó, “sola, y lo disfrutaré”. Eso dijo.

Adiós Chavela, adiós volcán.

Tu esposo, en este mundo, como te gustaba llamarme,

 

Pedro Almodóvar.

Carta publicada por el diario mexicano La Jornada el 18 de agosto de 2012

 

Encuentros Lorquianos, por María Cortina

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

 Al menos una vez al año Federico García Lorca se da una vuelta por Madrid. Me contó Chavela Vargas que cada vez que viene de gira a España, el poeta la recibe con una sonrisa en la Residencia de Estudiantes donde ella se hospeda y donde García Lorca pasó sus años de estudiante y compartió afectos y pesares con Salvador Dalí, Luís Buñuel y otros intelectuales de esa generación – la del 27- que nació con el don de soñar. Aunque fueran insomnes.

Chavela es una insomne irredenta, igual que García Lorca. Por algo en 1929 escribió Ciudad sin Sueño que Chavela Vargas lee y relee en una edición especial y bellísima de Poeta en Nueva York, regalo de Laura Lorca, sobrina de Federico y fiel centinela de su memoria.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie. No duerme nadie, Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas. Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

En la Residencia de Estudiantes algunos duermen. Pero García Lorca y Chavela aprovechan las noches para hablar del silencio y del canto, de la poesía y la palabra, de la vida y de la muerte o simplemente ejercitan el arte de reír. Cuando los sorprende el alba, García Lorca se pone a tocar el piano y ella se queda escuchándolo hasta que un pájaro amarillo que ronda la ventana de su habitación, la despierta. Dice Chavela que el pájaro es el alma matinal de Lorca.

Las primeras obras literarias de García Lorca nacieron en la Residencia de Estudiantes, entre ellas el Libro de poemas y Mariana Pineda, la obra de teatro que Sara Baras cuenta con el cuerpo. Por García Lorca fue Chavela a ver la puesta en escena de Mariana Pineda, interpretada por Sara y su ballet flamenco. Nadie le había dicho que desde que la bailaora escuchó por primera vez el canto de Chavela, aún siendo niña, no paró de pedirle a su mamá que la llevara a conocerla. Por ello a Chavela le extrañó tanto que cuando Sara la vio en el teatro de Madrid, le lanzara el manto de Mariana Pineda, interrumpiera la función y pidiera al público que se pusiera de pié para aplaudir a «la gran señora» En el Festival Cervantino de Guanajuato 2003, Chavela le devolvió el gesto y la invitó a subir al escenario a bailar un poema verde de luna que le escuchó a Lorca una noche en Madrid.

Unos meses antes, Sara recibió en su casa de Cádiz un poncho rojo que Chavela le envió desde Veracruz.

Los García Lorca tenían una huerta en Granada, regalo del poeta a su familia. Cada verano, entre 1926 y hasta 1936, la familia se trasladaba a la Huerta de San Vicente que antes se llamaba De los mudos, en busca de luz serena y tierra húmeda. Desde la habitación del piso alto de la casa, Federico veía la Sierra Nevada y la Alhambra mientras creaba sus mejores obras. Bodas de Sangre, Diván del Tamarit y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías – uno de los grandes toreros del siglo XX y amigo de García Lorca que murió en agosto de 1934, tras una cornada en la plaza de Manzanares, brotaron en la huerta de Granada.

El año pasado Chavela fue a la Huerta de San Vicente a rendirle homenaje a Lorca. Bajo la ventana de la casa, un imponente nogal cobijó el escenario. Sara subió otra vez a bailar Verde Luna, pero esa noche, según dicen los que conocen el alma gitana, con el duende más vivo que nunca. Chavela, que antes de cantar saludó a García Lorca y al público, consiguió que todos los que estaban en la Huerta sintieran la presencia del poeta.

Fue la primera vez que vi llorar de emoción a un fantasma.

Hace poco volví a La Huerta de San Vicente, convertida en la casa-museo del poeta. Subí a su habitación y desde la ventana pude ver a la Sierra Nevada. Recordé que cuando estalló la guerra civil, en julio de 1936, Federico se encontraba ahí. El 9 de agosto se despidió de su familia. Diez días después fue fusilado y su cuerpo arrojado en algún lugar de la Sierra Nevada.

Todavía hoy buscan su cuerpo bajo la tierra. Algunos encuentran su alma en la niebla del alba.

El pasado 17 de abril, día en que Chavela Vargas cumplió 86 años, hablé con ella por teléfono. La noté triste, como nostálgica, como queriendo volver a España a platicar con García Lorca y presentarse ante un público que se desgarra cuando la escucha. Ella dice que la gente llora porque se da cuenta de que aún es posible sentir. A pesar de los males del mundo.

La última vez que estuvo en Madrid dio un concierto en el Jardín de las Adelfas, plantado hace casi 90 años por el poeta Juan Ramón Jiménez, otro de los ilustres huéspedes de la Residencia de Estudiantes. No cobró Chavela ni un centavo. Es la forma que tiene de agradecer cada año al personal que la atiende. La chica del comedor, la que guarda sus secretos, la que le tiende la cama, el portero que le cuenta de tarde sus pesares, el pájaro que la despierta y por supuesto, su compañero de insomnio.

Dicen que la noche del concierto, Chavela Vargas estuvo despierta hasta ya entrada la madrugada. Y que todos los vecinos de la Residencia de Estudiantes de Madrid escucharon a alguien tocar al piano Zorongo Gitano, una de las muchas Canciones Populares que Federico García Lorca recogió y armonizó y que en una de sus estrofas dice:

Esta gitana está loca. Loca que la van a atar. Que lo que sueña de noche quiere que sea verdad.
Texto de María Cortina
Publicado en La Crónica, 16 de mayo, 2005

El Arco Loco: Casimiro Granillo, por Mary Farquharson

 

 

Me contó el violinista Casimiro Granillo que su reto más grande como laudero era entender cómo funciona el alma del violín. Tardé yo tiempo en darme cuenta que no hablaba en lo abstracto, sino de una parte de la estructura interna del violín, la pieza atravesada que se coloca debajo de la tapa y que se llama así, ‘el alma’.

Hace años pedí que me hiciera un violín para el cumpleaños de mi hijo. Lo terminó con nueve meses de retraso pero con un corazón escondido debajo de la tela con la que había forrado el estuche.

Casimiro es un personaje controvertido en el mundo actual del son huasteco; no tiene su propio trío: “necesito confiar en la gente”, explica. Luego lo piensa más y añade: “no quiero tener un trío cualquiera”. Cuando lo necesita, habla con dos excelentes músicos, los primos Esteban y Augusto San Agustín y se acoplan bien como el trío Real Hidalguense, como se escucha en los dos temas incluidos en esta antología.

Igual que Esteban, Casimiro nació en Chicamole, municipio de San Bartolo Tutotepec, Hidalgo, en 1976. Cuando decidió lanzarse como músico, trabajó durante dos meses como mariachi pero salió, explica, porque le desesperaba el sonido tan pulido y los violines chillones.

“El violín debe de sonar grueso, pastosote, con un sonidazo, pues un violín chillón no se escucha, debe de sonar fuerte, gordo, grave” .Rebautizado en Xilitla como “el arco loco”, Casimiro aprendió a tocar el violín escuchando los cassettes de Harmonía Huasteca y Sierra Hidalguense, ya que el son huasteco no estaba tan presente en esta parte de Hidalgo en aquel entonces. Cuando escuchó un disco de Heliodoro Copado supo que éste era su mentor y lo fue a buscar a Ciudad Valles. Se instaló en una casita que le prestó el mismo Copado pero no pudo aprender mucho, “ya estaba mal de salud, casi no tocaba. Solo me enseñó unas vueltas de El Caballito; una partecita”.

Casimiro critica apasionadamente a los huapangueros actuales que son, según él, “cancioneros”, que tocan demasiados corridos, boleros y baladas para realmente merecer su lugar entre los tríos huastecos. Al mismo tiempo, fue Casimiro quien, al escuchar Ojalá que Llueva Café, arregló este tema de Café Tacuba para que luciera de verás el violín huasteco. A quienes andan en el podio de los ganadores, no les gustó esta irreverencia aunque el público en las fiestas se lo pide mucho.

Mientras predica por el huapango puro, Casimiro insistió en que escucháramos un arreglo suyo de “La malagueña”, presentado aquí en el CD2-21. Suena muy novedoso, aunque lo que hace es jugar combinando la versión comercial que fue popularizada por cantantes rancheros de los años cincuenta, en especial por David Záizar, con la interpretación del son tradicional huasteco. Además de tocar el violín, Casimiro produce un sorprendente falsete sostenido. El otro son que él interpreta con el trío, “El caballo” (CD1-21) incluye las letras compuestas por Casimiro. “El caballo” muestra que, además de ser violinista, laudero, cantante, compositor y arreglista, tiene un buen sentido de humor.

Texto de Mary Farquharson, publicado en el libro-CD El gusto

CELEBRACIÓN DEL 20 ANIVERSARIO: Conferencia y concierto: WORLD MUSIC ¿Música de qué mundo?

Radio UFM Alterna transmite desde el martes 11 de diciembre a las 5 pm una una serie co-producida por Discos Corasón y radio UNAM, basada en la conferencia WORLD MUSIC ¿Música de qué mundo? que realizamos el pasado 7 de octubre en la Feria del Libro del Museo Nacional de Antropología, como parte de las celebraciones de nuestro 20 aniversario. La serie la pueden escuchar a través de las frecuencias de Radio UFM Alterna (FM106.1 en Cuernavaca, FM 89.7 en Cuautla y FM 91.9 en Jojutla), desde su página de internet o a través de su aplicación para móviles. En breve la podremos compartir con todos ustedes a través de esta página, en forma de podcast.

La programación de WORLD MUSIC ¿Música de qué mundo? es la siguiente:

Mary Farquharson: MARTES 11 de diciembre a las 5 p.m.

Presentación de Eduardo Llerenas: La ponencia de esta noche es de Mary Farquharson, co-fundadora conmigo de Discos Corasón quien llegó a México a finales de los 80 después de haber fundado el sello británico World Circuit y de haber participado en la reunión en Londres en donde un grupo de disqueras pequeñas forjaron el término world music. Mary nos cuenta la historia de primera mano de cómo fue el parto que produjo estas dos palabras.

Óscar Sarquiz: MIÉRCOLES 12 de diciembre a las 5 p.m.

Presentación de Eduardo Llerenas: La ponencia de esta noche es del decano del periodismo musical en México desde los años 60, Oscar Sarquiz, actualmente el productor y locutor de ‘Migrantes’, programa clave de world music que se escucha en Horizontes del IMER. Oscar cuenta la larga historia—desde la invención de la fonografía – de los viajes musicales en todas las direcciones y de esta manera cuestiona sutilmente la irrupción del world music en 1987 como algo novedoso.

Marina Alonso: JUEVES 13 de diciembre a las 5 p.m.

La ponencia de esta noche es de Marina Alonso, investigadora de la Fonoteca del INAH y autora de importantes publicaciones sobre música indígena. Nos habla de las múltiples incertidumbres que ha creado el término world music, haciendo énfasis en una globalización aparente, ya que se basa en la diversidad que resulta solo en una transferencia de una cultura a otra y ha devenido en una forma de mercancía. Reconoce sin embargo que ha producido gran placer en el público al conocer músicas diversas.

Eliazar Velázquez: VIERNES 14 de diciembre a las 5 p.m.

La ponencia de esta noche es de Eliazar Velázquez, escritor y promotor cultural que nació en el ambiente natural del son. Nos relata algunas de sus experiencias con viejos músicos del huapango arribeño y la dificultad que habría en ellos en reconocerse como músicos del world music.

Bruno Bartra: MARTES 18 de diciembre a las 5 p.m.

La ponencia de esta noche es de Bruno Batra, periodista, estudiante del doctorado en etnomusicología y D.J. de su banda, La Internacional sonora Balkanera. Nos comenta sobre el esnobismo que ha provocado world music en una parte de la población dentro de un fenómeno de globalización postmoderna.

José Luis Paredes “Pacho”: MIÉRCOLES 19 de diciembre a las 5 p.m.

La ponencia de esta noche es de Pacho, Jose Luis Paredes, director del Museo del Chopo y ex baterista de la Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio. Pacho fundó Radical Mestizo, una programación anual de grupos internacionales, evitando – conscientemente – la etiqueta world music. Nos explica las falsedades del término sobre todo en los tiempos de internet.

Siempre con Swing: Orlando ‘Cachaíto’ López

 

 

En la película de Wim Wenders, las cámaras sorprenden a Orlando ‘Cachaito’ López haciendo cola y probando varios teléfonos públicos en las calles de Nueva York, como si fuera cualquier visitante latino con ganas de contarle a su esposa e hijas lo bien que lo estaba pasando. Es una imagen que reconocimos de las siete u ocho veces que trabajamos con él aquí en México; mientras que – en su tiempo libre – los demás músicos buscaban cuerdas, tragos, amigos, tiendas o descanso, Cachaito siempre quería tarjetas de Lada para poder llamar a Cuba. El mes pasado se nos fue, a la edad de 76 años, este hombre ordinario con un talento extraordinario, en el que convivieron siempre ambos, sin ninguna dificultad.

Tal vez su habilidad musical no haya sido una sorpresa para Cachaito porque en su casa ser un gran bajista fue casi la regla. Él contaba a 30 bajistas en línea familiar directa y varios de ellos – notablemente su tío Israel ‘Cachao’ y su padre Orestes—ganaron mucha fama dentro y, en el caso del tío, fuera de Cuba. Cachaito compuso su primer danzón a los 13 años, a los 17 se instaló como el bajista del legendario Arcaño y sus Maravillas. Tocaba en el Orquesta Riverside y, en su tiempo libre, acompañaba a Omara Portuondo en el Rincón del Filin y a Cesar Portillo de la Luz en el Gato Tuerto. Descargaba con amigos y mantenía su lugar en la prestigiada Orquesta Filarmónica Nacional.

Esta enorme capacidad para tocar música con la perfección y disciplina del conservatorio y el alma y espontaneidad del músico popular, es un don que se encuentra más fácilmente en Cuba que en otros países, aunque Cachaito sobresalía aún dentro del ambiente privilegiado de la isla. Un conocido director de orquesta de Europa Oriental lo vio tocar música tradicional en la televisión. En el ensayo del día siguiente, le preguntó a Cachaíto cómo hacía para tocar tan diferentes géneros a ese buen nivel: “siempre lo he hecho” respondió. Cachaíto asumía su herencia y su talento musical con gran naturalidad y sin interés protagónico. Lo que le gustaba era disfrutar la música y experimentar con ella siempre. Un excelente fotógrafo mexicano fue a la casa para hacerles una sesión de fotos a Cachaíto y al percusionista Miguel ‘Angá’ Díaz. Me sorprendió que, en algún momento, pidió a los dos músicos que intercambiaran instrumentos: Cachaíto con las tumbadoras de Angá y éste con el bajo. Unos años después me di cuenta que la petición era sabia: un video en Youtube muestra a Cachaíto provocando al percusionista a sacar sonidos de su tumbadora como si fuera un cordófono mientras que él disfrutaba tocando su bajo en un estilo totalmente percusivo.

El talento de Cachaíto era tan grande como su generosidad. Eduardo Llerenas, recién regresado de Mali en donde había grabado al legendario cantante tradicional Kasse Mady Diabate y su grupo, quería reforzar la línea del bajo en algunos de los temas.

Cachaíto aceptó la invitación y Eduardo viajó a La Habana y fue al departamento de Cachaito en donde su esposa, la compositora Anais Cruz, les había preparado unas colas de langosta a la criolla. Después de comer, Eduardo le entregó a Cachaíto las cintas grabadas en África y regresó a su hotel. A la mañana siguiente, Cachaíto llegó al estudio con papeles pautados en mano y empezó a grabar lo que había escrito. En menos de dos horas, estaba todo listo. Cuando Kasse Mady escuchó el resultado de esta sesión dijo una sola frase: “Me parece que este señor nació en Mali.” Cachaito mantuvo un gran sentido del humor, siempre, frente el mundo en general y su música en particular. Nos contó entre risas de su experiencia al estar grabando y viendo la cara de un D.J. francés en su éxtasis muy personal, al otro lado de la vitrina del estudio. Fueron los meses anteriores al lanzamiento de su CD como solista, Cachaíto, en el cual el bajista rompe totalmente con el esquema de los discos previos de la serie Buena Vista Social Club, mezclando el free jazz con el funk, el DJ y la santería.

Aunque Cachaíto se divertía mucho experimentando con la música a situaciones límite, era un músico muy sólido y confiable en su papel de bajista acompañante de las estrellas del Buena Vista Social Club. Siempre lo veías allí en el frente del escenario, al lado de Rubén González, como el puente entre el gran pianista y la orquesta. Como don Rubén era un magnífico improvisador, Cachaíto respondía a cualquier cambio, por pequeño que fuera, estableciendo una conversación muy intensa entre el piano y el bajo. En este papel, Cachaíto se consideraba como un colchón: “siempre ahí apoyando lo que está pasando en la música; siempre ahí para apoyar al solista.”

Afortunadamente la música sigue tocándose en casa, ya que sus dos hijas –Lázara y Georgina— son excelentes músicos y, en lo que al bajo se refiere, contamos con las diferentes generaciones que aprendieron directamente de Orlando ‘Cachaito’ López durante sus 32 años como maestro del Conservatorio Guillermo Tomás. Que en paz descanse.

Por Mary Farquharson
Publicado en Music Life

La luna grande: Homenaje a Federico García Lorca – Chavela Vargas

Lista de poemas y canciones

  1. «Arbolé arbolé…» – Noche de ronda
  2. «Noche de amor insomne…» – Si no te vas
  3. «Yo soy la madre de doña Rosita…» – Sombras
  4. «Yo ansío verte llegar…» – Se me hizo fácil
  5. «Cabellos de emperadora…» – Macorina
  6. «El cielo tiene jardines…» – La llorona
  7. «El poeta habla por teléfono con el amor» – Amar y vivir
  8. «Amor. amor…» – Cruz de olvido
  9. «Toda mi vida…» – Nosotros
  10. «Casilda VII, De la rosa» – La rosa
  11. «Romance de la pena negra»
  12. «Volaré por el hilo de plata…» – Mujer
  13. «Ángel que no vela» (Chavela Vargas)- Santa
  14. «Canción de jinete, 1860» – Luz de luna
  15. «Gacela III, Del amor desesperado» – Soledad
  16. «¿Qué hicieron con tu muerte?» (Chavela Vargas) – Piensa en mi
  17. «Os doy mi corazón…» – Somos
  18. «Canción de jinete…» – María Tepozteca

Sobre este disco…

Presentación de Laura García-Lorca

Chavela Vargas apareció en nuestra casa en el exilio en Nueva York en forma de “La llorona”. Creo que tuvimos un disco que desapareció pero no antes de que nos aprendiéramos las letras e incorporáramos algunas de las canciones a las muchas que nos habían enseñado nuestros padres, los amigos que pasaban por allí desde distintas partes del mundo, y las que nosotras, como niñas norteamericanas en los sesenta, cantábamos en esa época tan buena para la recuperación de las canciones populares y tradicionales. En 1993 conocí a Chavela en persona cuando vino a cantar a Madrid gracias a Manuel Arroyo. El concierto en la Sala Caracol nos afectó de una manera profunda, diría que definitiva, a las personas que tuvimos la suerte de estar ahí. Nunca hasta entonces me había conmovido tanto una voz, una manera de decir y de estar, hasta el punto de sentir que Chavela había producido una transformación en mi, que había revelado no sólo un conocimiento de lo humano sino de la naturaleza, de los elementos, y también de lo que uno intuye que está al otro lado. En esa época yo estaba archivando los papeles de mi abuelo Fernando de los Ríos en la Residencia de Estudiantes que fue la casa de Chavela ya siempre en Madrid. Al día siguiente de oírla cantar me senté con ella a desayunar en el comedor y no hicimos mucho más que llorar. Chavela nunca habla por hablar, y ahí entre nosotras no hacía falta nombrar las cosas que tenían una presencia tan clara. Ella estaba viviendo en la casa de Federico García Lorca, y por tanto con el poeta. la frontera entre los mundos de la realidad, la poesía y la muerte, apenas existen para ella. Creo que ese azar también alteró su vida, y la soledad infinita que lleva consigo ha sido sobrellevada con Federico y sus palabras. En este disco que ha hecho como una necesidad urgente de agradecimiento, hace suyos mundos y personajes tan distintos como doña Rosita, Yerma, el jinete que va hacia la muerte, el poeta hablando de su amor o don Perlimplín. No es la voz de una cantante, ni la de una actriz. Aquí no hay interpretación. Las palabras brotan de la propia fuete. Está solo la voz de la poesía.

Madrid, febrero de 2012.

¿Qué dicen los medios?

La Jornada: Chavela Vargas presentó la Luna grande… disco poemario en tributo a García Lorca: “Federico, voy detrás de ti, con mis plantas cansadas de amar”

Proceso: El recital de Chavela Vargas al español García Lorca, toda una tertulia

La Jornada: Luego del recital a García Lorca, me queda morir: Chavela Vargas

El País: Chavela Vargas enciende a México con los versos de García Lorca

El País: Conmovedor regreso el de Chavela Vargas a Madrid

¿Qué dicen los grandes?

“La voz áspera de la ternura”

Pedro Almodóvar

«Todo el México que yo conozco, el de José Alfredo, la revolución, los mariachis, los republicanos españoles, me lo metió en el corazón Chavela Vargas»

Joaquín Sabina

“Son ellos dos, José Alfredo Jiménez y Chavela Vargas, los que mejor han sabido transmitir que las rancheras son, al fin y al cabo, canciones hechas en los márgenes y que dan siempre cuenta de una derrota, de un fracaso. Chavela Vargas ha sabido expresar la desolación de las rancheras con la radical desnudez del blues.”

Carlos Monsiváis

“Chavela es el abandono y la tristeza de la canción mexicana. Pero ella lo recupera todo para darle una profundidad única. Para que haya singularidad, para que entendamos que se dirige a nosotros, se requiere que esa profesión del abandono se convierta en el arte del abandono.”
 “Cuando Chavela Vargas empezó a cantar a finales de los cincuenta, sorprendió por su actitud desafiante y su apuesta radical. No sólo fue su apariencia la que se saltaba las reglas establecidas, sino que musicalmente prescindió del mariachi, con lo que eliminó de las rancheras su carácter de fiesta y mostró al desnudo su profunda desolación.”
 “A su vuelta a los escenarios en 1991, México entendió ya mucho mejor su heterodoxia. El país es hoy un mundo caótico, donde las señas de identidad sólo las recupera el mariachi y la selección de fútbol y, por tanto, la gente se concentra mucho más en la letra. Esos versos que hablan de dolor y de derrota y de marginalidad cuadran a la perfección con una sociedad donde todo gira ya en torno a la supervivencia.”

Carlos Fuentes

“Chavela nos canta y nos cuenta cuánto hemos amado, cuánto hemos sufrido y cuánto nos hemos equivocado. Pero no es un examen de conciencia, después de oír a Chavela, uno se reconcilia con sus propios errores y dan ganas de tirarse a la calle y volver a cometerlos”.
 “Creo que no hay en el mundo un escenario suficientemente grande como para albergar a Chavela”.
 “Chavela es una chamana de la canción que cura con su canto los males que llevamos dentro. Y las chamanas cuando curan, sangran”.

Martirio

El gusto: 40 años de son huasteco

CD1

  1. Los Caporales El sacamandú
  2. Los Cantores de la Huasteca El fandanguito
  3. Los Camperos Huastecos El llorar
  4. Trío Huasteco de Pánuco La petenera
  5. Los Canarios La rosita arribeña
  6. Los Camalotes La llorona
  7. Los Caporales La azucena
  8. Los Camperos Huastecos El bejuquito
  9. Perla Tamaulipeca El huerfanito
  10. Inspiración Huasteca El apasionado
  11. Los Cantores de Pánuco La pasión
  12. Los Camalotes El caimán
  13. Trío de María Andrea La leva
  14. Los Camperos Huastecos La petenera
  15. La Güera Maza con el Trío de Pánuco El cielito lindo
  16. Trío Huasteco de Pánuco El triunfo
  17. Inspiración Huasteca El guajolote
  18. Los Camperos de Valles El fandanguito
  19. Trío Tamazunchale La azucena
  20. Trío Perseverancia La pasión
  21. Trío Chicamole El caballo
  22. Los Camperos de Valles El gusto

CD2

  1. Los Camperos de Valles El gusto
  2. Inspiración Huasteca El sentimiento
  3. Los Caporales El tepetzintleco
  4. Natalia Valdés con Renacimiento Huasteco La rosita
  5. Los Cantores de la Huasteca El aguanieve
  6. Los Canarios El caimán
  7. Dinastía Hidalguense La presumida
  8. Trío Tamazunchale La petenera
  9. Trío Huasteco del Ébano El llorar
  10. Los Camperos de Valles El san Lorenzo
  11. Alma Huasteca El aguanieve
  12. Trío Huasteco de Pánuco El sacamandú
  13. Trío Huasteco Veracruzano El llorar
  14. Esperanza Zumaya con Los Trovadores de Pánuco El cielito lindo
  15. Los Cantores de la Sierra Las flores
  16. Los Hermanos Pérez Maya La leva
  17. Los Camperos Huastecos El sacamandú
  18. Perla Tamaulipeca El gusto
  19. Trío Tamazunchale La llorona
  20. Trío Chicamole La malagueña
  21. Trío Tamazunchale La huasanga

¿Qué dicen los medios?

«Cuando Llerenas y sus tres amigos fueron a la región de la Huasteca para grabar esta música, pensaron que estaba al borde de la extinción. Hoy en día prospera, quizás más que nunca. Gracias a sus esfuerzos, más gente tendrá el placer – El Gusto- de oírla.» Betto Arcos, NPR

Betto Arcos, NPR: Far From Fading, Mexico’s Son Huasteco Style Flares

Jorge Caballero, La Jornada: «Al son huasteco no se lo reconoce, pero es tan importante como el flamenco» – Llerenas

Jorge Caballero, La Jornada: «Que las nuevas generaciones le den vida al son» – Trío Chicamole

El triunfo – Los Camperos de Valles

Lista de canciones

  1. El cielito lindo
  2. Las flores
  3. La rosa
  4. El San Lorenzo
  5. El gallo
  6. La huasanga
  7. El llorar
  8. El guajolote
  9. La azucena
  10. El aguanieve
  11. La pasión
  12. El fandanguito
  13. Las conchitas
  14. El sacamandú
  15. El ausente
  16. El triunfo

Sobre este disco…

Heliodoro Copado se presenta en éste, su primer CD de Discos Corasón, con Marcos Hernández, huapanguero y cantante sobresaliente  – poseedor de un excelso falsete – y Gregorio Solano, en la jarana y gran trovador, capaz de improvisar versos con mucha poesía y picardía. Con este CD, ‘El triunfo’, iniciaron su amplia trayectoria por escenarios internacionales, que los ha aclamado hasta el presente..

¿Qué dicen los medios?

“Un homenaje merecido y conmovedor a esta música poco difundida pero de raíces genuinas.” Ramiro Burr, San Antonio Express News

“El mejor trío de la montañosa región huasteca del norte de México … extrovertido, intenso y repleto de contrastes” Paul E. Comeau, Dirty Linen

“Emotivo, interesante y creativo,” Ramon Vera, La Jornada Semanal

¡Por mi culpa! – Chavela Vargas

Colaboradores y canciones

Eugenia León: «Las ciudades»

Dice Chavela que Eugenia León siente la música igual que ella; que busca, como ella, el silencio y la angustia que se esconden tras el canto. Un día, le dijo: “estamos a mano” y luego la invitó a cantar con ella. A Eugenia León, Chavela la va a esperar cantando en el Boulevard de los sueños rotos.Así se lo prometió en su fiesta de cumpleaños. “Allá te espero”, le dijo. “En las puertas del ocaso, donde todo se puede. Allá te espero a ti y a tu grandeza”.

La Negra Chagra: «Las simples cosas»

Durante un concierto en Buenos Aires, en 2004, Chavela invitó a la Negra Chagra a subir al escenario de Luna Park, y juntas cantaron No soy de aquí ni soy de allá. Chavela no dejó de coquetear con la Negra durante toda la canción y juntas hicieron llorar y reír a más de ocho mil almas. La amistad ha florecido generosamente a pesar de la distancia, y desde el primer momento en que habló de su disco, Chavela mencionó el nombre de la Negra. Escogieron un tema argentino, de gran belleza poética, y la Negra dio todo para conseguir fundir su voz con la de Chavela. Por una tarde supo dejar de ser ella para renacer en Las simples cosas y volver adonde amó la vida.

Mario Ávila «¿A dónde te vas paloma?»

Mario Ávila, escultor, pintor y compositor, ha sido el cántaro donde Chavela ha depositado su alegría, sus tristezas y un buen trozo de memoria en los últimos años. Mario y Chavela levantaron con sus propias manos la casa de cristal donde Chavela vive. Y edificaron muchos sueños. Chavela dictó a Mario la letra de ¿A dónde te vas, paloma? y le pidió que la cantara, que la pintara, que la esculpiera. A veces, en sus noches de insomnio, cuando la visita el alma gitana de Federico García Lorca, Chavela le canta estos versos con la música de Mario Ávila. Ésta es la primera grabación del tema cantado por Chavela.

Jimena Giménez Cacho: «Un mundo raro»

De niña, Jimena Giménez Cacho quería ser Chavela Vargas, pero su padre se opuso. “Primero estudia alguna cosa” le dijo y ella se decidió por el chelo. Cuando supo que su amiga, la compositora Marcela Rodríguez, acompañaba a Chavela en la guitarra, quiso hacer lo mismo con su instrumento. En el cumpleaños 90 de Chavela, su sueño se hizo realidad. En el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, Jimena interpretó La llorona para chelo, con un arreglo de Marcela, y a Chavela le fascinó. Por eso cuando eligió esta canción para el disco, supo que viajaría a Un mundo raroacompañada del chelo de Jimena y el genio sin límites de Marcela.

Pink Martini: «Piensa en mi»

La profunda influencia de Chavela Vargas sobre sus amigos músicos se extiende también a otros países y generaciones. Siempre hay un diluvio de peticiones para que Chavela participe con distintos artistas; ella escoge con gran cuidado. Pink Martini, con su talentoso director y pianista Thomas Lauderdale, le llamó la atención porque revive un repertorio añejo para un público joven e internacional. A pesar de que Chavela ha dicho que Agustín Lara es “el hombre más cursi del mundo”, lo respeta y tiene en su repertorio no pocas de sus canciones.

Joaquín Sabina: «Nosotros»

Chavela quería la presencia de Joaquín Sabina en este disco, por su amistad y también para recordar sus años dorados en España. A diferencia de los demás temas, este dueto ya estaba grabado anteriormente. Aquí, al lado de sus amigos latinoamericanos, adquiere otro matiz. Cuando Chavela conoció a Joaquín, él ya había compuesto para ella el Boulevard de los sueños rotos. El día que se vieron por primera vez, se supieron amigos para siempre. Desde entonces, Sabina no deja de pedirle a Chavela que se case con él, porque serían los mejores compañeros de parranda. Y Chavela le responde: “Algún día, Joaquinito. Nosotrosque nos queremos tanto”.

Lila Downs: «Vámonos»

Lila Downs y Chavela se conocieron en Madrid en 2006 en la Residencia de Estudiantes, donde Chavela se hospedaba, y ahí cantaron juntas por primera vez. Chavela la nombró entonces su sucesora. Adora el mágico registro de su voz. En una ocasión le dijo: “Debes haberle vendido algo al diablo. Pero el alma no, porque está en tu garganta”.

¿Qué dicen los medios?

Tania Molina, La Jornada: Chavela Vargas lanza el disco ¡Por mi culpa!

Beso asesino

Lista de canciones

  1. Cuarteto Oriente El misterio de tus ojos
  2. Los Decanos Mirar raro
  3. Cuarteto Oriente Retorna
  4. Alma de Mérida Desconfianza
  5. Melodías Cubanas Longina
  6. Los Decanos Desdeñosa
  7. Cuarteto Oriente Cristinita
  8. Los Decanos Fondo turquí
  9. Hermanas Ferrín Quiero estar cerca de ti
  10. Los Tachos Ojos tristes
  11. Cuarteto Patria A una coqueta
  12. Los Tachos Pájaro azul
  13. Alma de Mérida Almendra roja
  14. Cuarteto Patria Lágrimas negras
  15. Los Decanos En el tronco de un árbol
  16. Cuarteto Oriente Dudas
  17. Los Tachos Beso asesino
  18. Alma de Mérida Serenata
  19. Hermanas Ferrín Te vi en mi jardín
  20. Los Decanos Embrujo

Sobre este disco…

El bolero nació en Cuba, con padrinos yucatecos. Cuando el género conquistó las capitales de ambos países, su estilo cambió y el bolero mexicano, igual que el cubano, se proyectó para públicos masivos. Sin embargo, en Yucatán y en Santiago de Cuba los trovadores mantienen con mucha vida el estilo original de interpretar ‘Lágrimas negras’, ‘Ojos tristes’ y otros clásicos del repertorio latinoamericano. Ahora Discos Corasón presentará un CD que es la voz de grandes trovadores yucatecos y santiagueros actuales, interpretando los boleros de ambos países en el estilo de Miguel Matamoros y Guty Cárdenas, entre otros.

‘Beso Asesino’ será presentado en el programa de la XIX Feria del Libro de Antropología e Historia el 9 de septiembre a las 14 horas en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo de Antropología.

 Lo comentarán Antonio García de León, Jorge Buenfil y Carlos Olivares. Habrá trova yucateca y cubana en vivo.

Antonio García de León, destacado historiador y lingüista mexicano, es el autor de varios libros sobre la historia cultural de México y el Caribe. Jorge Buenfil, con más de tres décadas de desempeñarse como músico siempre vinculado con la trova de su natal Yucatán, ha ganado importantes premios, algunos en la composición e interpretación de boleros. Carlos Olivares, profesor y escritor cubano, es un experto en literatura y semiótica, y un apasionado conocedor de la música y el baile cubanos.

Eduardo Llerenas, productor y cofundador de Discos Corasón, tuvo la idea de reunir los boleros originales de Cuba y Yucatán en un solo disco por su fascinación con lo parecido y lo distinto de las dos tradiciones. En el momento de la composición del primer bolero en Santiago de Cuba a finales del siglo XlX, existía ya la presencia de una historia musical común (el gusto por la opera italiana, las romanzas francesas y la canción napolitana, entre ellas). Todos estos elementos, decantados por la cultura popular de Santiago de Cuba, alimentaron a Pepe Sánchez para la composición de lo que más tarde se nombraría bolero. Sin embargo, había elementos culturales e históricos muy diferentes y por eso no es de sorprender que el bolero cubano y el yucateco difieren en muchos aspectos: cada uno muestra una identidad y sensibilidad propias. Mientras en Yucatán la fuerte influencia de la cultura maya imprimía su sello sobre el bolero yucateco, se puede decir lo mismo en el caso de Santiago de Cuba con la muy presente cultura afrocubana.

Tanto en Cuba como en México, el bolero viajó rápidamente a las respectivas capitales en donde, con la ayuda de la naciente industria discográfica, se adaptó para públicos masivos. Sin embargo, tanto en Yucatán como en Santiago, la preferencia para el estilo original se mantiene entre los trovadores y, hoy en día, interpretan el bolero en el estilo original de Miguel Matamoros y Guty Cárdenas, entre otros.

Para la producción de este disco, Eduardo Llerenas grabó a sobresalientes trovadores de Santiago de Cuba y de Yucatán. Por el lado cubano, grabó al legendario dueto femenil las Hermanas Ferrín, al Cuarteto Oriente, posiblemente el grupo de trovadores con mayor tradición en Santiago, y a Eliades Ochoa y el cuarteto Patria, entre otros. En Yucatán seleccionó a los Decanos, el trío que mejor conserva el estilo original de interpretar el bolero y la clave y músicos con una larga trayectoria en la cima de la trova yucateca, a Los Tachos, un sobresaliente grupo de Valladolid y a un grupo de experimentados músicos que se formó hace poco con el fin de difundir la memoria de la época de oro del bolero yucateco.